Logo IECED Instituto Ecuatoriano de Enfermedades Digestivas
¡No te excedas! Evita la indigestion

Hugo es un hombre bajo que pesa ciento noventa libras que fue diagnosticado como clínicamente obeso a los trece años. Sin embargo, debido a la poca supervisión de sus padres y su propia indiferencia ante la enfermedad, nunca realizó dietas ni ejercicios que lo ayudaran a recuperar su salud, por lo que la afección se fue desarrollando, trayendo consigo más dolencias entre ellas: la enfermedad hepática del hígado graso. Se trata de una afección en la que el paciente no presenta síntomas aparentes, y que si no se trata a tiempo puede generar mayores complicaciones.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la tasa de obesidad se ha triplicado desde 1975. Se trata de una problemática mundial que va en aumento, y esto lo evidencian las cifras de la Organización de las Naciones Unidas que muestran como en Ecuador del 2000 al 2020 hubo un aumento del 4.5% al 9.8% en población obesa infantil. “El hígado graso no es más que una expresión de la disfunción metabólica que condiciona la obesidad, por tanto, van de la mano”, menciona la Dra. Walkenys Waldroph, gastroenteróloga de Endoscopynet by IECED de Manta. Y agrega que se manifiesta principalmente en las grandes ciudades, en donde el consumo de alimentos azucarados y altos en grasas saturadas van en aumento.

¿Qué es la NAHLD?

La Enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) es un término general que encierra una variedad de afecciones en las que se presenta una excesiva acumulación de grasa en el hígado, a pesar de que la persona no beba alcohol.  Entre quienes padecen esta enfermedad, un grupo pequeño puede llegar a desarrollar esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), una afección muy grave que suele derivar en la presencia de fibrosis en el hígado. En ocasiones, también se genera cirrosis que ocurre cuando el hígado sufre daños y el tejido fibroso empieza a reemplazar las células del hígado, lo que atenta contra el funcionamiento de este órgano y en muchos casos puede provocar que el paciente requiera de un trasplante.

Por otro lado, no es una enfermedad que afecta únicamente a personas obesas, sino que también pueden llegar a padecerla aquellos que tienen un peso adecuado. En este grupo de personas, la afección las podría llevar o no a desarrollar obesidad. “Hoy en día se reconoce a esta entidad más que como una enfermedad aislada del hígado, una expresión más de esta disfunción metabólica que puede conllevar a la obesidad y se sabe que puede padecerla cualquier paciente, indistintamente de tener otras afectaciones del hígado”, comenta la Dr. Walkenys Waldroph.

¿Cómo se adquiere?

Los expertos aún no conocen la razón específica por la que algunos pacientes suelen acumular grasa en el hígado. Y también se desconoce qué es lo que ocasiona que el hígado graso se inflame y que avance a cirrosis. A pesar de esto, se tiene certeza de que un estilo de vida descuidado y enfermedades prexistentes pueden derivar en NAFLD. Precisamente, esto lo confirma el Dr. Galo Chang, médico general de IECED: “Una vida sedentaria, no hacer ejercicio, tener diabetes, ser resistente a la insulina, la obesidad visceral, además de la presencia de triglicéridos altos (hipertrigliceridemia), todo esto lleva a adquirir esteatosis hepática no alcohólica”.

A su vez, la presencia de ciertas enfermedades puede contribuir a desarrollar hígado graso. Tal es que el caso de Hugo quien además de padecer sobrepeso también sufre de diabetes tipo 2.  Otros factores de riesgo pueden ser padecer de síndrome metabólico, niveles altos de triglicéridos en la sangre, síndrome de ovario poliquístico, hipotiroidismo y apnea del sueño.

¿Cómo saber si la padezco?

Los pacientes que padecen de hígado graso no suelen tener síntomas significativos y aquellos que presentan sintomatología no lo notan. Por lo que, cuando un paciente llega a tener síntomas mayores, es porque la enfermedad ya ha avanzado a una cirrosis.

Normalmente, se suele diagnosticar esta enfermedad cuando se realizan estudios de imágenes para otro tipo de afecciones. Entre ellos están el eco de abdomen, la tomografía, la biopsia del hígado y el FibroScan. Este último lo realiza Endoscopynet by IECED, y se lo considera uno de lo más precisos del mercado.

Para acceder a estos análisis, el paciente debe de tener un historial clínico que amerite examinar a profundidad o presentar alteración en algunos marcadores de laboratorio como el índice de HOMA o el PCR, pruebas que se realizan en laboratorios clínicos como LABS, que cuentan con servicio a domilicio para sus pacientes. “De la mano, los hallazgos clínicos normalmente están relacionados a índices de masa corporal (o porcentaje de grasa) elevados, aumento de la circunferencia abdominal y signos clínicos de resistencia a la insulina”, agrega Waldroph.

 ¿Cuál es el tratamiento?

A pesar de que no existen fármacos que hayan sido aprobados científicamente para combatir el hígado graso, hay estudios que sugieren que la vitamina E y ciertos medicamentos que tratan la diabetes, podrían ayudar a tratar la enfermedad del hígado graso.  Sin embargo, lo cierto es que aún se necesita mayor investigación. Por lo que, lo recomendable es acudir a su médico de confianza para que le recete métodos y fármacos validados.

Chang menciona que el cambio en la dieta le ha dado buenos resultados con sus pacientes. “Como atención primaria, el tratamiento base del hígado graso no alcohólico es la dieta y el cambio de estilo de vida. Esto quiere decir: hacer ejercicio, comer saludable, evitar el alcohol y evitar comidas ricas en grasas. Esto es lo más importante a nivel atención primario, pero en todo nivel también lo es porque la disminución de hígado graso alcohólico de grado dos o grado uno es super alta, solamente con dieta y ejercicio”.

X